Lago Trasimeno

Lago Trasimeno

Cuentan que la hermosa ninfa Agilla se enamoró del príncipe Trasimeno y que el amor fue correspondido, que el príncipe murió ahogado en las aguas del lago y que en los atardeceres de verano todavía se oye el canto de la ninfa llamando a su amado.
También cuentan que las orillas del lago fueron testigos de una de las batallas más violentas de la historia y que allí Roma sufrió una derrota de la que tardó en recobrarse. Nombres como Cayo Flaminio y Aníbal Barca tendrán eco en la eternidad gracias a la batalla del Trasimeno. La mejor forma de apreciar el lago es desde una de sus islas: la ISLA MAGGIORE, que a pesar de su nombre no es la mayor, sino la mediana de las tres que ocupan su superficie. Es también un pueblo de pescadores y se comunica con la tierra firme gracias a los barcos que salen desde Passignano, que bordea la orilla del Trasimeno.

Lago Trasimeno en medio día

Se llega al muelle de la ISLA MAGGIORE y ya se divisa la calle principal del pueblo pavimentada con ladrillos rojizos.

En la parte más alta de la isla la IGLESIA DE SAN MICHELE está tapizada de frescos murales que cuentan la devoción de los lugareños por el Arcángel Miguel y la Virgen María.

El verde de los olivares de planta pequeña y dulce oliva se funden con el verde de las aguas.

El MUSEO DEL ENCAJE nos habla de un arte menor practicado por las esposas de los pescadores que se convirtió en parte fundamental de la economía familiar a principios del siglo XX.

LA CASA DEL CAPITÁN DEL PUEBLO se encuentra a pocos pasos y sólo nos queda disfrutar de un paseo por la orilla de la playa para ver desde lejos las colinas que rodean el lago como un anfiteatro natural.

Y para completar el día

El complemento perfecto sería ver el lago desde dentro (Isla Maggiore) y desde fuera. Por eso PANICALE sería la terraza ideal desde la que admirar a una cierta distancia el lago. Ladrillo rojizo y arenisca grisácea se alternan por las callejas del pueblo. La IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN esconde una obra maestra de PERUGINO, el Martirio de San Sebastián, el santo de las saetas, protector contra las plagas de peste.